De la serie, Un Tarambana Casadero

Resignación sucesiva.

Ya resignado a tantas resignaciones, por mis sucesivas frustraciones casamenteras y pensando seriamente que a esta altura mi destino era convertirme en cura, me fui caminando a casa de Mama Ella se hallaba muy ocupada con unas cuantas amigas que habían tomado la casa jugando canasta, me las presento una por una mencionando las virtudes de la que hacían gala, y a decir verdad salude formalmente, mi sensación era de estar en un anticuario, un aroma a talco y naftalina reinaba en la casa, Trate de escabullirme de inmediato en mi pieza, solicitando debido permiso, pero mi Madre no tuvo mejor ocurrencia de pedirme amablemente que les cebara unos mates Estaba a punto de excusarme pero unos ojos saltones que mirándome acusaban cierta picardía, hizo que complaciera el pedido de mi Madre recibiendo un aplauso de sus muy joviales amigas, Al comenzar mi no deseada tarea, trate de sentarme alado de las ojos saltones que dicho sea paso era las mas joven tenia, según mama 60 años, aunque a mi me parecía aun menor, lo que tenia demás, eran unos cuantos kilos muy bien repartidos por todo su cuerpito. Era dueña de una gran simpatía que me demostraba especialmente, cada vez que la ronda de mate se detenía en sus manos, lo tomaba mirándome a los ojos, tratando de disimular notorios suspiros, su sonrisa también era notoria y me era dirigida con mucha evidencia, por todo eso hizo que yo comenzara a proyectar en mi imaginación un posible romance. Nuestras miradas se cruzaban notablemente por lo que provocaba el cruce de señas entre si de las amigas con cierta picardía, quienes comenzaron a despedirse, pero la simpática rellenita sin moverse de su asiento me tenia encandilado, Mi Madre hacia esfuerzo por disimular su alegría por lo que me fue fácil deducir que todo lo tenia planeado ella, Ya se habían retirado todas las demás amigas, ello hizo que mi madre encontrara una escusa para dejarnos solos, dijo;- me voy a cuidar una amiga que esta enferma, en la heladera tienen para picar algo. Y se fue. Ya solos los dos éramos la inercia manifiesta en dos puntos de inflexión, no sabíamos que hacer ni que decir. Nos mirábamos embelesados como dos tímidos adolescentes. De pronto ella extendió sus manos tomándome las mías, entonces supe que hacer. No voy a describir los detalles por razones obvias, de todo lo que ocurrió es la pieza. pero si, decir que fue un inolvidable perfomans de romanticismo. por lo cual yo ya no encontraba sentido pensar en ser cura. Agotados fuimos presa del apetito , entonces todo lo que tenia mi Madre en la heladera fue devorado por mi apasionada gordita en un santiamén., Su visita se repitió varios días seguidos nuestra pasión se renovaba y por ello yo me sentía rejuvenecido. Pero al mismo tiempo todos los día a ella se le renovaba el apetito, cuestión que a mi Madre ya no le simpatizaba, Menos aun cuando el otro día a mi gordita se le ocurrió instalarse en casa para estar juntitos me dijo. Pero no vino sola no!, vino con sus mascotas, un perro un gato y la Madre. Así fue como se consumo mi divorcio prematuro del cual se encargo mi Madre y yo me quede sin saber a quien hacerle oír mis lamentos. Jose Curia